Tres de las pasiones que tengo son la escritura, la formación y la venta.
Los grandes gurús de la venta dicen que nunca hables de ti
mismo,
que a la gente no le importa tu vida.
Yo te contaré algo de mi etapa de adolescente.
Puedes poner violines de fondo
De niño,
como todo niño que juega, me comportaba
como un poeta, creaba un mundo propio,
o mejor dicho,
insertaba las cosas en mi mundo en un
nuevo orden que me gustaban más.
De mayor,
en el instituto me ocultaba en esas sudaderas con la excusa de
ser lo último en prendas de vestir, sin saberlo lo considerábamos y consideramos
mantos invisibles.
Era y es una forma de esconderse, de desaparecer en su interior...
en la adolescencia, la sudadera y las manos en el bolsillo es y
era la forma que tenía para seguir jugando en mi mundo.
El que me tocaba vivir.
Era demasiado pasota para preocuparme.
De adultos, también podemos protegernos de parecer vulnerables con el
pasotismo.
Nos preocupa demasiado que nos perciban como personas que se
ríen demasiado alto, que se lo tragan todo,
que se preocupan demasiado o que son demasiado entusiastas
(unos flipados vamos).
No llevamos las sudaderas con capucha tan a menudo, pero podemos
usar nuestros títulos, educación, currículum y puesto como capa para la
crítica,
el pasotismo, crueldad, inconformidad o rechazo:
Puedo hablarte de este modo o perdonarte la vida, porque soy quien
soy o por la profesión que tengo.
Me siento superior porque estás desfasado y te has pasado la vida en un cubículo, o bien: soy más
importante e interesante porque he rechazado las trampas de la educación superior, del empleo
tradicional, etc.
Mira,
Todos seguimos idealizando ese mundo interior, y no dudamos en
alterar nuestra realidad y nuestro entorno para llegar a él.
Puede que muchas veces ciertos comentarios, bromas o indirectas
no encajen en ese mundo. En el curso que te propongo, te enseño como actuar al
respecto.
Curso
PRÁCTICO, NO TEÓRICO en desarrollo personal
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