Llama la atención que, cuando se habla del desorden conocido como” Síndrome de Diógenes”, nos referimos a un trastorno que nada tiene que ver con su vida.
Esta alteración de la conducta se caracteriza por la acumulación
de forma compulsiva de todo tipo de materiales, especialmente basura.
Diógenes nació en la actual Turquía en el 412 a.C. y quiso
llevar la pobreza a su máxima expresión. No la pobreza por la pobreza,
obviamente, sino como ejemplo de independencia,
no había nada más valioso que el hombre que podía vivir solo con
lo justo y necesario. Deshacerse de todo deseo que degenerara en
dependencia.
Como hogar se buscó una tinaja de barro; vistió día y
noche el mismo manto sucio; caminó descalzo y como equipaje no tenía más
que un bastón, un zurrón y un cuenco para comer
Diógenes veía en el mundo de su época un verdadero problema
moral, pues la gente, en lugar de forjarse a sí misma y valorar su opinión
propia prefería actuar en función de qué era lo que los demás opinaban y cómo
esas opiniones de terceros podían afectarles. Vivían, por así decirlo, de cara
a la galería.
Diógenes se pasaría el resto de su vida demostrándoles por qué
eso era una
estupidez.
Cuentan que estaba el emperador Alejandro Magno paseando por la
ciudad con su séquito cuando se encontró a Diógenes, que descansaba tumbado en
mitad de la calle. El emperador, le ordenó que le pidiera aquello que más
deseaba, que él lo haría realidad. La respuesta fue:
- EL SOL. APÁRTATE, ME
TAPAS EL SOL.
Alejandro quedó sumamente impresionado por su coherencia y dejó dicho
para la posteridad: “Si no fuera Alejandro, querría ser Diógenes”.
Manda huevos que le den el nombre de quien defendía justamente
lo contrario de este síndrome: despojarnos de todo aquello que fuera
innecesario para poder vivir la vida del modo más libre de ataduras posible.
Dedicó toda su vida al autocontrol y nadie puede negar que lo
consiguió, a fin de cuentas, como él decía, “todo puede conseguirse con
esfuerzo”. Te propongo 3 ejercicios prácticos que te acercan a vivir como él,
no en una tinaja, si no libre.
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PRÁCTICO, NO TEÓRICO en desarrollo personal
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