Hueles a hogar. +
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No soy padre, pero si soy hijo de un padre imperfecto,
afortunadamente.
He trabajado con cientos hijos, y con el doble de padres durante
muchos años.
Y he aprendido mucho sobre el éxito en la cría.
Entiendo que el criar a un niño pueda ser aterrador,
pero esa vulnerabilidad es el recurso más valioso para
enseñar y cultivar la conexión,
el sentido del humor,
y del amor con un hijo.
Esa vulnerabilidad marca los momentos de mayor alegría,
miedo,
tristeza,
vergüenza,
decepción,
amor,
integración,
gratitud,
creatividad y
respeto cotidiano.
Marca nuestra forma de ser y la de nuestros hijos.
Si dejamos de lado la vulnerabilidad, lo convertimos en
una competición de saber, probar, ejecutar y medir, en lugar de ser. Y eso,
créeme que no mola.
En mi opinión no solicitada de hoy, y gratuita.
Descartemos la pregunta ¿Quién es el mejor? En las notas, deportes, trofeos y logros…
Mucho foco en la autoestima.
Normalicemos las imperfecciones.
Reforcemos el valor por el esfuerzo, la perseverancia y el
respeto.
No coartemos la creatividad en cualquier aspecto.
Cero miedo a pasar vergüenza o de no ser dignos.
Lo que somos enseña al niño más que lo que decimos; por lo
tanto, hemos de ser como queramos que lleguen a ser nuestros hijos.
Como cuando la arena quema y te da igual porque sabes que corres
hacia el mar, así
deberíamos vivir
El módulo 1, de forma práctica te propongo que olvides de tus “deberías”.
Además, se completa con un audio que te dejo Aquí
para
ti!
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