Dar algo por supuesto es una receta infalible para dirigirse sin remedio a la catástrofe. Verifícadlo todo!: información, tareas en curso, etc. No debemos suponer nada. La suposición es un ejercicio mental, y las ilusiones de la mente rara vez coinciden con la dura realidad. Confirmemos, no nos fiemo y no supongamos.
No supongamos que lo que le cuentan es cierto, el que nos lo cuenta puede estar también engañado o simplemente pretende engañarnos. Cotejemos las fuentes de información.
Por supuesto, que en la vida hay incertidumbres. Sólo en el caso que la ganancia puede ser grande y la pérdida escasa puede comenzar una actividad en la que haya un gran margen de inseguridad. Clausewitz lo denominaba "la niebla de la guerra": por muchos planes y muy completos que se hagan, una vez empieza la acción, todo son imprecisiones.
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